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Cuestionamiento a las Terapias alternativas

Cuestionamiento a las Terapias alternativas

Centro Codex
1 año, 1 mes

Hace no mucho tiempo la figura del curandero en muchos pueblos era una realidad. La gente iba a ellos de manera desesperada, esperando que los milagros se hicieran a través de sus manos. Lo cierto es que, en muchos casos, si bien no ayudaban, incluso empeoraban las dolencias.

Hoy en día, esta figura parece que ya no tiene tanto peso, pero en lugar de ello, han proliferado un montón de terapias alternativas, que, bajo este epígrafe, siguen engañando y jugando con la desesperación y falta de conocimientos de muchas personas.

Independientemente de cuál sea nuestra dolencia o enfermedad, utilizan el mismo tratamiento. Dicho tratamiento puede basarse en poner agujas en sitios estratégicos, utilizar las energías y canalizarlas a través de las manos, colocar piedras en determinadas zonas del cuerpo, hacer inhalaciones y exhalaciones con inciensos… Estos tratamientos sin ningún tipo de evidencia científica, y en manos de personas sin tener una formación sólida en Medicina o Psicología, que casi parecen gurús o chamanes mágicos, prometen la solución a todos tus problemas.

¿Por qué se acude a estas terapias?

Sabemos que la Medicina no es infalible, y cuando no nos proporciona una respuesta o esta es insatisfactoria, buscamo saciar nuestra necesidad de sentir que estamos haciendo algo, y es en ese momento cuando se abre una puerta a ser víctimas de las pseudoterapias. En cierta medida vienen a rellenar los huecos que deja la Medicina científica, y a menudo los pseudoterapeutas aparecen como los salvadores, los únicos capaces de curar aquellos males que la Medicina no puede tratar.

¿Tienen riesgos de las terapias alternativas?

En general, desconocemos los peligros de las terapias alternativas. Así, la última ‘Encuesta de Percepción Social de la Ciencia’ (2018) de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) señala que uno de cada cinco españoles (19,6 %) ha utilizado tratamientos alternativos a la Medicina convencional para cuidar su salud. La mayoría las ha utilizado de forma complementaria, pero aún así un gran número ha pasado a sustituir su tratamiento médico por una terapia alternativa, siendo ajenos a los efectos de estas pseudoterapia ya que las personas acuden a ellas sin tener en cuenta los riesgos, las cuales provocan directa e indirectamente alrededor de 1.400 muertes al año, según el informe de la APETP.  

No podemos obviar que detrás de las Terapias alternativas están grandes desembolsos como, por ejemplo, los 600 euros al mes en gotas de Miracle Mineral Solution (MMS) o el clorito de sodio (derivado de la lejía) y otros suplementos que se emplean en este tipo de “terapias” para tratar el autismo.

¿Cómo saber si es una pseudoterapia?

Para identificar una pseudoterapia podemos hacernos tres preguntas:

1.     ¿Esa especialidad se estudia como disciplina médica? Por ejemplo, el Reiki o la acupuntura no figuran como una rama de la Medicina.

2.     ¿Hay alguna ley que regule estas prácticas? Si no está regulada, estaríamos ante una alternativa sospechosa.

3.     ¿Se basan en espíritus o energías vitales, que afirman que lo curan todo? Si es así, estaremos con total seguridad ante una pseudoterapia.

¿Porque se incluyen estas terapias sin base científica dentro de las ofertas formativas universitarias?

Algunas de estas terapias inexplicablemente tienen el respaldo y se enseñan en algunas universidades españolas, tanto públicas como privadas, ofreciendo cursos de especialización y postgrados.

La demanda social de algunas de estas terapias y el vacío legal existente han provocado que sigan apareciendo cursos en universidades y centros educativos de todo tipo. sobre prácticas que la comunidad científica ha demostrado que son ineficaces o cuya eficacia aún no ha sido demostrada. Muchos de estos posgrados están orientados a licenciados en Medicina, Enfermería y Fisioterapia, que buscan una formación complementaria que a menudo está avalada por colegios oficiales.

No podemos olvidar que, por una parte, las universidades ganan dinero con esto y, por otra, quieren evitar el enfrentamiento con algunos compañeros, ya que al crecer el número de médicos que han tenido este tipo de formación, ha crecido también la presión en los colegios médicos por hacer secciones especificas de estas prácticas, si a esto se une el hecho de que muchos colegios médicos ya no exigen a sus colegiados que cumplan con el principio básico de la deontología médica: “nunca aplicar una terapia que no esté suficientemente comprobada”,  tenemos los ingredientes que han creado una especie de bola de nieve imparable que va en pos de una normalización y aceptación de programas formativos sobre terapias alternativas que carecen totalmente de base científica.

¿Dónde deja esto a la ciencia?

La propia definición de “terapia alternativa” las describe como: cualquier tratamiento o intervención que no ha sido documentado o identificado científicamente como seguros o efectivos para una condición o enfermedad específica.

La ciencia está para resolver los problemas de las personas. Hace poco leía un articulo que hablaba sobre esto y ponía un ejemplo que me pareció muy grafico: si se te estropea un ordenador o un móvil, ¿lo llevas a un sanador o a un informático?

Por eso, y aunque sea tentador en la mayoría de casos, debemos asegurarnos de acudir a un profesional cuyos tratamientos estén basados en la evidencia.

Gracias a investigaciones y estudios a lo largo de décadas, hoy en día contamos con una Psicología Clínica y/o Sanitaria científica. Desde Centro Códex Psicología llevamos años impartiendo formación  en tratamientos que demostrado su eficacia, con el objetivo de que nuestros alumnos adquieran los conocimientos que les permitan aplicar la mejor evidencia científica en el ejercicio de la práctica psicológica cotidiana, como nuestro Master en Psicología Clínica y Tratamientos Basados en la Evidencia.

 

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