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El Delirio Compartido

El Delirio Compartido

Centro Codex
7 años, 4 meses

En Julio de 1518, una mujer comenzó a bailar en una calle de Estrasburgo. Con el paso de los días, se unieron a ella cerca de 400 personas que danzaron sin parar hasta que algunos/as de los participantes fallecieron a causa del agotamiento físico. Estos individuos creían haberse contagiado de una enfermedad que les impedía dejar de bailar, lo que ocasionó toda una serie de teorías que asociaban este hecho histórico a la posesión demoníaca.

Este es uno de los primeros casos documentados sobre la histeria colectiva, una condición en la que una persona con ideas delirantes, transmite estas cogniciones a uno o varios individuos sugestionables que terminan haciendo suyo el delirio, convirtiéndolo en colectivo.

Existen dos formas principales de delirio colectivo:

  • Folie Imposée: un inductor que padece un brote psicótico, promueve el desarrollo de creencias delirantes en otra/s persona/s.

 

  • Folie Simultanée: dos personas que sufren un brote psicótico se alimentan de los delirios y alucinaciones del otro/a, de forma que la manifestación sindrómica se torna similar.

 

Se considera que el “Folie Imposée” finaliza una vez que se aleja a la persona inductora del delirio del/de los afectados secundarios.

La prevalencia de este fenómeno es muy baja, tanto es así que el DSM-V (APA, 2013) no lo recoge en su listado de trastornos, especificando que ha de codificarse como “otro trastorno psicótico especificado”.

Existe la necesidad de profundizar en el estudio de este síndrome, puesto que apenas ha sido objeto de investigación científica.

Como curiosidad, presentamos los criterios del “Trastorno Psicótico Compartido” recogido en el DSM-IV (APA, 2000):

A. Se desarrolla una idea delirante en un sujeto en el contexto de una relación estrecha con otra(s) persona(s) que tiene(n) una idea delirante establecida.

B. La idea delirante es parecida en su contenido a la de la persona que ya tenía la idea delirante.

C. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno psicótico (p. ej., esquizofrenia) o de un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos.

D. La alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a una enfermedad médica.

 

“Los demonios no existen, son todos productos de las actividades psíquicas del hombre” (Sigmund Freud).

 

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