La Terapia de pareja
La terapia de pareja es un tipo de terapia destinada a analizar y tratar los conflictos surgidos en el seno de una relación amorosa. La presencia de un profesional rompe las dinámicas establecidas e incluye nuevos elementos en la ecuación amorosa buscando encontrar la mejor solución para la relación. El elemento fundamental para que la terapia funcione es que las dos personas se impliquen en su desarrollo y acudan voluntariamente a las sesiones.
Los problemas más frecuentes por los que se acude a un especialista suelen ser:
- El fallo en la comunicación entre ambas partes de la pareja.
- Las discusiones recurrentes y destructivas
- Dependencia emocional, celos
- Los hábitos de la pareja, un ritmo de vida frenético y un exceso de trabajo.
Los principales objetivos que pretende conseguir la terapia de pareja son:
- Mejorar la comunicación: que sea fluida y asertiva.
- Reconocimiento de los problemas
- Resolución de conflictos: reducir su presencia y que, cuando ocurran, se sepa escuchar al otro de forma empática.
- Reducir la dependencia emocional
- Comprensión de sus pautas de funcionamiento (habitualmente repetitivas y contaminantes)
- Incrementar la confianza.
- Establecer de una nueva alianza para la renovación de la relación
- Modificación de sus actitudes
Hoy hablaremos de algunas estrategias para facilitar la consecución del primer objetivo: aumentar la eficacia en la comunicación con tu pareja. Queremos aclarar que estas estrategias, si bien no garantizan la interpretación adecuada del mensaje, aumentan la eficacia de la comunicación:
1.- Tomar distancia emocional: expresarse cuando la emoción no embargue al razonamiento. Si se tiene una discusión, es necesario enfriar los ánimos hasta que el enfado disminuya, al menos, hasta niveles en los que se pueda mantener una conversación respetuosa.
2.– Elegir el momento: los dos miembros de la pareja han de tener tiempo para expresarse y escuchar, con la convicción de no ser interrumpidos durante el intervalo de la conversación. Es preferible que sea un sitio silencioso y con poca estimulación sensorial (p.ej., evitar tener conversaciones importantes en un restaurante lleno de gente hablando en alto, con música, el camarero interrumpiendo ocasionalmente…).
3.- Emitir el mensaje utilizando el pronombre “Yo”: cuando uno/a expresa sus emociones en segunda persona (¡Tú…!), es muy probable que la pareja se sienta atacada y se reduzca su capacidad para empatizar.
4.- Expresar sentimientos: permite que la pareja empatice con las emociones vivenciadas por su compañero/a.
5.- Sugerir soluciones y pedir sugerencias: estancarse en un conflicto sólo es recomendable si se está reflexionando acerca del remedio. Aportar soluciones desenredará la crisis y pedir sugerencias transmitirá el mensaje de que la opinión de la pareja es importante.
6.– No comportarse como una víctima, ni tampoco como un verdugo: un problema hay que abordarlo desde una perspectiva que excluya la culpabilidad, tanto la propia, como la ajena. El peor enemigo de la solución es un rol disfuncional.
7.- Escuchar atentamente al interlocutor: prestar atención tanto a los halagos como a las críticas, sin apresurarse a llegar a ninguna conclusión y analizando si la crítica es: constructiva, sólo parcialmente válida o inútil, para responder en consecuencia.
8.– Pedir lo que realmente se desea: analizar cuáles son las necesidades no debatibles (aquellas que se quieren de verdad) y cuáles son accesorias y uno/a se puede amoldar. Las principales/prioritarias, siempre han de ser comunicadas al otro miembro de la pareja para evitar deteriorar la relación a largo plazo.
9.- Comprender las limitaciones de los demás: en ocasiones, se consideran las propias necesidades tan básicas o comunes, que se cae en el error de pensar que la pareja ha de saber cuáles son, cayendo en la deducción (equivocada) de que las debería tener presentes. Por otro lado, determinadas peticiones no pueden o no van a ser satisfechas, bien por falta de interés de la pareja en cambiar algún aspecto de su personalidad, por un choque de valores o creencias entre los miembros de la unión, por la dificultad que conlleva cambiar determinados hábitos… es entonces cuando la pareja: o bien se reinventa y adapta, o la unión se rompe ante la crisis.
10.- Hablar en términos específicos: evitar las generalidades aumenta la comprensión del mensaje. Por ejemplo, en lugar de verbalizar “necesito que seas más cariñoso/a conmigo”, decir: “me gustaría que cuando llegaras a casa me dieras un abrazo”. El mensaje es claro, directo y conciso, esto es, comprensible.
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