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Orientar en el duelo al grupo de apoyo del doliente

Orientar en el duelo al grupo de apoyo del doliente

Centro Codex
9 años

Como profesionales de la psicología, es imprescindible que sepamos orientar al entorno cercano del/de la doliente sobre cómo actuar en ese período tan difícil que supone la pérdida de un ser querido. Puesto que existe una amplia bibliografía acerca de las fases del duelo y su tratamiento, hemos querido centrarnos en la mediación de “a pie”, esa que proveemos al grupo de apoyo familiar y social.

El Doctor Javier Ferrero Berlanga (Berlanga, J., 2014) (eminencia reconocida en el tratamiento psicológico del duelo) recomienda a familiares, amigos y conocidos las siguientes pautas de actuación:

NO HACER

Decir “llámame si necesitas algo”. Este tipo de ofrecimientos suele declinarse y la persona que ha sufrido la pérdida capta la idea de que nuestro deseo implícito es que no se ponga en contacto con nosotros, sino que se trata de un formalismo social.

HACER

Ofrecer ayudas concretas y tomar la iniciativa de llamar a la persona. Si además respetamos la intimidad del superviviente, éste valorará nuestra implicación y sentirá que se preocupan de verdad por él/ella.

 

NO HACER

Sugerir que el tiempo cura todas las heridas. Las heridasde la pérdida no se curan nunca por completo y el trabajo del duelo es más activo de lo que sugiere esta frase. El tiempo no cura, los sucesos y los actos sí.

HACER

Esperar “momentos difíciles” en el futuro, con intentos activos de afrontar sentimientos y decisiones difíciles durante los meses que siguen a la pérdida.

 

NO HACER

Hacer que sean otros quienes presten la ayuda. Nuestra presencia y preocupación personal es lo que marca la diferencia.

HACER

“Estar ahí”, acompañando a la persona. Hay pocas normas para ayudar, aparte de la autenticidad y el cuidado.

 

NO HACER

Decir “sé cómo te sientes”. Cada persona experimenta su dolor de una manera única, por lo que lo mejor que podemos hacer es invitar al afectado a compartir sus sentimientos, en lugar de dar por supuesto que los conocemos.

HACER

Hablar de nuestras propias pérdidas y de cómo nos adaptamos a ellas. Aunque es posible que esa persona en concreto tenga un estilo de afrontamiento diferente al nuestro, este tipo de revelaciones pueden servirle de ayuda.

 

NO HACER

Utilizar frases típicas de consuelo, como: “hay otros peces en el mar” o “los caminos del Señor son insondables”. Esto sólo convence a la persona de que no nos preocupamos lo suficiente por entenderla.

HACER

Establecer un contacto físico adecuado, poniendo el brazo sobre el hombro del otro o dándole un abrazo cuando fallan las palabras. Aprenda a sentirse cómodo con el silencio compartido, en lugar de parlotear intentando animar a la persona.

 

NO HACER

Intentar que la persona se dé prisa en superar su dolor animándola a ocupar su tiempo, a regalar las posesiones del difunto, etc. El trabajo del duelo requiere tiempo y paciencia y no puede hacerse en un plazo de tiempo fijo.

HACER

Ser paciente con la historia de la persona que ha sufrido la pérdida y permitirle compartir sus recuerdos del ser querido. Esto fomenta una continuidad saludable en la orientación de la persona a un futuro que ha quedado transformado por la pérdida.