Reconociendo la ansiedad
Es frecuente escuchar entre nuestros conocidos, amigos o familiares, o incluso es posible que, de nuestra propia boca, salgan expresiones como “creo que tengo un poco de ansiedad”. Muchas personas experimentan ansiedad en algún momento de su vida, pero no siempre somos capaces de identificarla.
Tenemos que empezar diciendo que la ansiedad es una emoción, y como todas ellas, cumple una función para el ser humano.
En circunstancias de peligro objetivo, un incremento de la ansiedad puede facilitar un mejor afrontamiento de la situación y, en consecuencia, una mejor adaptación. Por tanto, la ansiedad no siempre es negativa y podríamos decir que esta emoción cumple una función adaptativa para nosotros, cuando aparece en el momento oportuno y en el grado adecuado, siendo común que en situaciones en las que nos encontramos estresados, nerviosos o sentimos angustia, pensemos que tenemos ansiedad.
Sin embargo, el problema surge cuando se generan niveles excesivos de ansiedad, durante periodos prolongados de tiempo, y generalmente sin que exista un peligro objetivo. En estos casos, la ansiedad es desadaptativa y se convierte en una fuente de malestar, sufrimiento e incapacitación para la persona que la sufre. Es decir, perturba nuestro día a día, ya que impide a quien la sufre llevar una vida normal y llega a resultar incapacitante. La forma en que cada persona la siente es diferente, y hay varios subtipos implicados. Una causa habitual es cuando sentimos que algo que tenemos va a desaparecer, como una ruptura o un despido o cuando anticipamos e imaginamos que ciertas cosas ocurrirán. Lo que anticipamos no siempre tiene una base real que indique que va a ocurrir, pero, aun así, sentimos que no podremos hacerlas frente y nos desbordaremos
Por tanto, es importante que aprendamos a diferenciar la ansiedad adaptativa y “sana” de la ansiedad patológica. Un trastorno de ansiedad se caracteriza por la presencia predominante de una serie de síntomas que son irracionales, y excesivamente intensos, persistentes y perturbadores para la persona:
- Síntomas cognitivos: preocupación, temor, inseguridad, sensación de pánico.
- Síntomas físicos: sudoración, palpitaciones, dolor en le pecho, tensión muscular, respiración más rápida y superficial, temblores, nauseas.
- Síntomas observables o motores: quedarse paralizado, intranquilidad motora, evitación de situaciones temidas.
Además, la ansiedad puede manifestarse de diferentes formas, constituyendo distintos cuadros o síndromes (según el DSM-V), para los cuales existen intervenciones específicas:
- Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
- Ataque de Pánico.
- Trastorno de Pánico y Agorafobia.
- Trastorno de Ansiedad Social.
- Fobias Específica.
- Trastorno de Ansiedad de Separación.
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