¿Quién no ha ojeado el teléfono móvil, se ha puesto a garabatear en una hoja, se ha levantado al frigorífico o, simplemente, se ha quedado viendo a las “musarañas” cuando teníamos que ponernos a estudiar?...

Todas esas conductas denotan ciertas dificultades en la capacidad de inhibición conductual del ser humano. 

El control inhibitorio o la inhibición conductual puede definirse como la capacidad del ser humano para inhibir o controlar las respuestas impulsivas (o automáticas), y generar respuestas mediadas por la atención y el razonamiento. Esta habilidad cognitiva forma parte de las Funciones Ejecutivas y contribuye a la anticipación, planificación y al establecimiento de metas. Esta capacidad, pone freno al comportamiento y detiene las reacciones automáticas inapropiadas, cambiándolas por una respuesta más adaptada a la situación, porque lo que queremos es aprobar el examen, ¿no?

La inhibición conductual puede manifestarse en tres niveles:

                  -Motor: se trata de un descontrol en de la conducta motora, que se manifiesta por cierta hiperactividad. (Como cuando nos levantamos a la cocina en lugar de seguir estudiando).

                  -Atencional: se manifiesta con distractibilidad y dificultades de prestar atención. (Como cuando nos quedamos viendo al compañero que se levanta en la biblioteca)

                  -Conductual: se manifiesta mediante actitudes impulsivas que no podemos inhibir. (Como cuando revisamos el móvil para ver si tenemos algún mensaje)

Es la forma que tiene nuestro cerebro de corregir cualquier tipo de conducta,nos permite reaccionar ante situaciones imprevistas o de riesgo y adaptarnos a ella.

Si quieres conocer más acerca del gran potencial y la capacidad cognitiva humana, no te pierdas nuestro Máster en Terapia Cognitivo – Conductual: http://centrocodex.com/curso/terapia-cognitivo-conductual/