La OMS define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual la persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. La salud mental incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos cuando enfrentamos la vida. También ayuda a determinar cómo manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones.

¿Qué son las enfermedades mentales?

Una enfermedad mental es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o del comportamiento en el que quedan afectados procesos psicológicos básicos como la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, el aprendizaje y el lenguaje, lo cual dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en el que vive y crea alguna forma de malestar subjetivo.

No podemos obviar que las normas culturales y las expectativas sociales desempeñan un papel en la definición de los trastornos de salud mental. No existe una medida estándar en todas las culturas para determinar si un comportamiento es normal ni cuándo se vuelve perturbador. Lo que puede ser normal en una sociedad puede ser motivo de preocupación en otra.

¿Cuáles las causas de un trastorno mental?

Las causas para que aparezca un trastorno mental suelen ser una combinación de factores genéticos, del entorno social y de experiencias vividas. No tiene nada que ver con debilidad de carácter, ni son culpa de la persona.

La mayoría de los problemas de salud mental suelen iniciarse en la adolescencia y juventud, o tras sufrir algún suceso traumático como perder o experiencias de vida, como trauma o abuso, antecedentes familiares de problemas de salud mental.

Prevalencia de los trastornos mentales

• El trastorno de ansiedad que afecta al 6,7% de población. Es el más frecuente.  
• El trastorno depresivo aparece en el 4,1% de la población y con mayor frecuencia en mujeres que en hombres.
• La reacción de adaptación: de carácter depresivo, ansioso o mixto se presenta en el 2,3% de la población.
• Los trastornos de personalidad, incluye: trastornos límite de la personalidad, trastornos relacionados con los impulsos y trastornos de la conducta) presentan una prevalencia global en torno al 6,7% con mayor frecuencia en hombres.
• El trastorno por somatización presenta una prevalencia global del 5,5% siendo más frecuente en mujeres.
• La anorexia nerviosa/bulimia aparece en el 1,4% de la población general con mayor frecuencia en mujeres.
• La fobia también tiene una prevalencia global del 2%.
• El trastorno obsesivo compulsivo tiene una prevalencia del 1,1% en los dos sexos.
• La esquizofrenia aparece en el 3,7% de la población, con mayor frecuencia en hombres.
• Los trastornos hipercinéticos se diagnostican en el 1,8% de los menores de 25 años.
• Los problemas específicos del aprendizaje se registran en el 1,6% de los niños (2,1% niños y 1,1% niñas).
• Los problemas de la conducta alimentaria (en niños, excluyendo la anorexia nerviosa) se anotan en el 2,7% de los menores de 15 años, son similares en ambos sexos.

¿Qué aspectos se deben tener en cuenta para evitar problemas de la salud mental?

Entre los aspectos a cuidar estarían:

• Hábitos de alimentación. Llevar una dieta equilibrada.
• Autocuidado. Prestar atención al cuidado de la higiene personal, vestimenta, etc.
• Estilo de vida. Potenciar los ritmos tranquilos, hacer meditación, usar técnicas de relajación, disfrutar de las cosas importantes de la vida y del tiempo de ocio,
• Mantener entornos sociales y relaciones personales o familiares.
• Participar en otras actividades importantes.
• Consumo de tóxicos. Es básico evitar el consumo de sustancias tóxicas, drogas, o alcohol.

¿Cuáles son las señales o indicadores de tener un trastorno mental?

Es muy importante identificar las señales que nos podrían advertir de la posibilidad de padecer un problema de salud mental. Aunque cada afección de salud mental tiene sus propios signos y síntomas en general, los indicadores más frecuentes son:

• Dejar de compartir con personas o situaciones que solía disfrutar
• Padecer de trastornos del sueño como el insomnio 
• Sufrir cambios de humor repentinos que afectan sus relaciones
• Ira excesiva, hostilidad o comportamiento violento
• Cambios en la alimentación
• Incapacidad para afrontar los problemas o las actividades de la vida diaria
• Sensación de desconexión o retiro de las actividades normales
• Pensamientos inusuales o "mágicos"
• Ansiedad excesiva, tristeza, depresión o apatía prolongadas
• Pensamientos o declaraciones sobre suicidio o daño a otros
• Tener los niveles de energía muy por debajo de lo normal
• Consumir drogas o alcohol en exceso

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